El niño con defecto es ante todo un niño peculiar, hacia él se forma una actitud exclusiva, no habitual, distinta a la que se mantiene con otros niños. Su infelicidad varía, ante todo, su posición social y la orientación social en el medio (…) El defecto orgánico por sí mismo (la ceguera, la sordera, el retraso mental, etc.) es un hecho biológico. Pero el educador tiene que trabajar no sólo los hechos por sí mismos, como con sus consecuencias sociales (…) Por eso, la educación del niño con defecto no es más que la educación social (…) La ciencia indica el camino para la educación del niño con defecto: es necesario organizar todo el proceso educativo por la línea de las tendencias naturales” (Vigotsky, 1995)
“…no existen dos tipos de desarrollo, uno el de las personas deficientes y otro de las no deficientes, sino un único desarrollo: El desarrollo humano…” (Vigotsky, 1995).
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