De esta necesidad se derivan:
- La clasificación de distintas maneras, talentos, tipos de inteligencia, pensamiento, capacidades, condiciones socioculturales, estilos de aprendizaje, etc. Lo que conlleva a atender al alumno según la categoría en la que lo clasifican para facilitarle el aprendizaje.
- La propuesta de conceptualizar al aula como un espacio heterogéneo de origen, en donde clasificar al alumnado, conlleva el riesgo de implementar prácticas de equiquetaje tendiente a generar condiciones propicias para la exclusión, la segregación y la discriminación.
Quienes asumen el primer punto, se sitúan en la propuesta de atender al alumno según la cate´goría en la que lo clasifican para facilitarle el aprendizaje y en ocasiones con acciones tendientes a la transformación de estilo propio del alumno, en búsqueda de aquél que mejor sirva a los propósitos curriculares.
Desde lo segundo, se propone orientar estrategias dirigidas no sólo a respetar las diferencias, sino que se propone desplegarlas, no optando por la presentación de una disyuntiva para la escuela y el docente entre la sumisión a lo distinto y la garantía de que los aprendizajes respondan al currículo común para todos. Sino que elige una postura entre ambos.
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